Anahlí era una muchacha de una pequeña comunidad, ingenua e inocente.
Su temprana juventud representaba un acicate para ver el futuro con alegría,
a pesar de las dificultades que se le presentaban en su vida. Sin embargo,
cuando conoció a José Ramón, joven mayor que ella, hábil seductor, se
enamoró de él. Ante el panorama de una vida feliz a su lado, decidió
abandonar el hogar materno, viendo esto como una forma de escapar de las
dificultades y así realizar sus sueños. Pero lo que Anahlí no vio, fue que caía
en las redes de un padrote para ser explotada sexualmente.
A partir de un narrador en segunda persona, quien le cuenta a Anahlí su
propia historia; desde su estancia en el pueblo, hasta su vida como
trabajadora sexual, Enrique Ezeta nos va mostrando con maestría el modus
operandi que utilizan los padrotes para capturar y explotar a las mujeres, en
complicidad con amigos y familiares, donde se entrelazan tradiciones sociales
y culturales de las comunidades con formas modernas de mercantilización.
El camino de los azahares rotos es una novela que nos lleva a comprender
que el mal no está lejos de nosotros, sino que convive a nuestro lado.