Los quince cuentos que integran El hombre que mató a Dedos Fríos hilvanan un tapiz de la vida cotidiana en la frontera entre México y Estados Unidos. En ese permanente territorio mítico (desde el wéstern que preside las dos primeras historias), feminicidios, desaparecidos, delincuencia y tráfico de drogas quedan retratados en este libro. La autora lo hace con la piadosa templanza de quien describe la vida cotidiana en un espacio violento donde los seres humanos se vuelven supervivientes de un tiempo oscuro. Seres mitológicos de última categoría, alejados siempre de los grandes reflectores de la gloria, los personajes de Elpidia y sus aguerridas mujeres nos obligan a ejercer una reflexión sobre los conflictos permanentes de la frontera. Ante nuestros ojos, esa frontera se transforma en horizonte donde confluyen los interrogantes éticos de nuestra época.