Homero, acomodador de coches en una cafetería, enseña un objeto que llama poderosamente la atención del escritor: se trataba de un llavero con forma de dedo infantil plastificado, como las pruebas que envían los secuestradores para demandar una cantidad de dinero. “Es el regalo de mi novia. Cumplimos tres años; seguramente lo consiguió en la tienda de la universidad, estudia Criminología”. A partir de este breve pasaje, Ariel Quintero construye la historia de Laura y Luis, donde los anhelos y pasiones, frustraciones y deseos incumplidos de ambos jóvenes, constituyen el andamiaje de la obra literaria. Lo demás es un invento, tratando de seguir el consejo de Juan Rulfo: “lo que hago es conocer lo más detalladamente posible al, o a los personajes, y después dedicarme a seguirlos”. Los personajes no siguen juntos, cada uno toma su rumbo y al tiempo, en perspectiva, pueden valorar lo que ha significado el cambio para ellos y para la sociedad, de la que forman parte activa. Para Ariel, está la seguridad de que ellos siguen buscando…