En su poema Respuesta, la poeta María Rivera, una de las voces más potentes de la poesía mexicana contemporánea, nos da su declaración de principios y, por extensión, los ámbitos que abarcará su poesía. Escribe: “Es triste, lo sé. / Pero no tengo corazón para las cosas / felices de este mundo”. En efecto, la poesía de Rivera está manchada de sangre, de entrañas calientes, del puro dolor del mundo. Su gran tema es una herida abierta. Con una fuerza expresiva que sólo se da en los poetas de verdad, Rivera nos adentra en un mundo interior que no hace sino reflejar la tragedia consuetudinaria de la vida de todos. El poema a su madre es el poema de todas nuestras madres. Su poema a Dios es el poema de nuestro Dios. Su poema a los muertos que ha dejado la violencia de nuestro país es el poema de todos nuestros muertos. La poesía de María Rivera es, a un tiempo, la realidad que nos habita y la tragedia que habitamos.
Rogelio Guedea